martes, 22 de septiembre de 2020

Anselmo sobre la existencia de Dios


Los filósofos, para no mencionar a la Iglesia, han tendido a enfatizar los argumentos del Aquinate a favor de la existencia de Dios en mucha mayor medida que sus excelentes, auténticos y contundentes argumentos en contra. Al tocar este tema, probablemente esperaba mejorar los argumentos que había sostenido el otro santo Tomás dos siglos antes que él. En 1077, después de mucho pensar, Tomás Anselmo presentó su prueba de la existencia de Dios, conocida como «argumento ontológico». Este argumento, planteado en forma de plegaria a Dios, comienza con una descripción Suya como «algo tan grande que nada mayor puede ser concebido». La lógica de este argumento es que como todo el mundo acepta que —por definición—Dios es el ser más grande que puede concebirse y, en segundo lugar, que Dios existe por lo menos en tanto que podemos formarnos un concepto de Él (es decir, existe «en el entendimiento»), sólo necesitamos dar un pequeño paso más para darnos cuenta de que Dios también existe «en realidad». Y este paso es posible gracias a la tercera e ingeniosa premisa del argumento, que afirma que algo que existe en realidad, además de en teoría, es más grande que algo que sólo existe en el entendimiento. Como Dios es el ser más grande que puede concebirse, debe existir en la realidad tanto como en el entendimiento. Los monjes consideraron que esta demostración de la existencia de Dios constituía un triunfo. Pero tenía una debilidad: limitaba la existencia de Dios a una mera definición. Aquino pensó que podía hacerlo mejor.

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