jueves, 21 de junio de 2018

Prohibiciones cuando niño


De niño, Eduardo VIII de Inglaterra recibió una educación rigurosa que, por ejemplo, le impedía hablar en la mesa mientras comía, excepto si sus padres o algún adulto le dirigían la palabra o le hacían alguna pregunta.

Un día durante una cena, el entonces Príncipe de Gales –que es el título de los monarcas ingleses hasta su coronación-. Interrumpió una conversación que tenía su padre, el rey Eduardo VII, con otro de los comensales y, de inmediato, fue reprendido.

Durante varios minutos, el rey prosiguió su conversación y su comida y sólo cuando terminó con ambas se dirigió a su hijo:

-¡Sabes que no debes hablar si no se te pregunta! –dijo muy molesto-. Dime, ¿qué deseas?
-Ya nada, señor –respondió el príncipe-, quise advertirle que había un gusano en su ensalada.
-¿Dónde está el gusano? –gritó entonces Eduardo VII con repulsión.
-Exactamente, no se lo puedo decir, señor –contestó el príncipe-, porque usted se lo tragó y no me está permitido referirme a sus intimidades.

Feliz jueves.

jueves, 14 de junio de 2018

Dueños inadecuados


La señora Katherine Benion escribió una revista estadounidense a mediados de 1947 para contar que ella y su esposo hicieron un viaje a las montañas Apalaches y vieron una granja pequeña muy hermosa y bien cuidada.

Fue tanto lo que llamó la atención de ambos la granja, que el señor Benion detuvo el auto en que viajaban y, adentrándose en ella, le preguntó al propietario –un señor muy mayor-, si estaría dispuesto a venderla, explicándole que a él no le interesaba el trabajo de campo, pero que le gustaría tener una finca así para pasar las vacaciones.
-Sí, como no, pienso venderla en la próxima primavera- respondió al granjero. Mi mujer y yo hemos trabajado cuarenta años para hacer de ésta una finca con cuyos frutos una familia pueda vivir decentemente. Es nuestra contribución al futuro del país y por eso, voy a venderla, pero no a usted.
-¿Por qué no a mí? –preguntó el señor Benion asombrado.
-No espero que ve las cosas como yo –respondió el granjero-, pero venderle esta finca a usted, a quien no le interesan las labores del campo, sería como venderle una novilla de pura raza a un carnicero.

Feliz jueves.

viernes, 8 de junio de 2018

Los payasos no son de fiar


En 1951, el fabricante de motos japonés Soichiro Honda y su socio Takeo Fujizawa solicitaron un préstamo al Banco Mitsubishi para ampliar su entonces pequeña empresa.
Como deseaban ganar el favor de los banqueros, Honda y Fujizawa organizaron una fiesta en la que ambos improvisaron una función cómica con chiste de todos colores y canciones de geishas.
Los banqueros del Mitsubishi se divirtieron mucho y, al partir para sus casas, se veían sumamente complacidos.
Al día siguiente, Soichiro Honda y su socio fueron llamados al banco y, al llegar, recibieron una carta en la que les informaban que se les había negado el préstamo.
Al preguntar cuál era la razón del rechazo, los mismos banqueros que habían asistido la noche anterior a su fiesta les dijeron:
-No podemos fiarnos de una empresa manejada por dos payasos.

Feliz fin de semana.

jueves, 7 de junio de 2018

Educación Natural

"Educación natural" es, según Rousseau, no la basada sobre las formas de la sociedad o sobre las tradiciones de la escuela, sino sobre el conocimiento de la verdadera naturaleza del hombre y, por tanto, sobre una rigurosa investigación acerca de la naturaleza del niño. Este último punto de vista pedagógico, de gran importancia, había sido también proclamado modernamente por John Locke, en quien Rousseau reconoce, puede decirse, a su único precursor.
Según Rousseau los instintos naturales, las primeras impresiones y los sentimientos y los juicios sencillos y espontáneos que nacen en el hombre en contacto con la naturaleza son la mejor guía de cómo se debe comportar, y la enseñanza más preciosa. De ello se deduce que es preciso respetar y promover el desarrollo de tales fenómenos instintivos en el niño, en lugar de reprimirlos con una educación mal entendida.
Sobre el Libro Emilio o sobre la Educación de Jean-Jacques Rousseau.

viernes, 1 de junio de 2018

El joven maestro


La larga carrera de Simón Rodríguez como educador, si es que así puede etiquetarse su incesante labor de "formar ciudadanos por medio del saber", se inicia oficialmente cuando el Cabildo de Caracas le otorga, en 1791, el permiso para ejercer de maestro de escuela de primeras letras en la única escuela pública de esa ciudad. Claro está que la formación autodidacta emprendida por Rodríguez desde muy joven habla de un inicio más temprano en su carrera y de un encuentro prematuro con la vocación del saber, la reflexión y el pensamiento.

A los veinte años de edad, según se dice, Simón Rodríguez ya había leído a Jean-Jacques Rousseau, particularmente su obra Emilio o De la educación, y una traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Como muestra del ímpetu y la avidez de sus reflexiones, siempre originales y a contrapelo del medio, presentó al ayuntamiento de Caracas, en 1794, un estudio titulado Reflexiones sobre los efectos que vician la escuela de primeras letras de Caracas y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento.

Las ideas vertidas en este ensayo parten de la necesidad de formalizar la educación pública por medio de la creación de nuevas escuelas y la formación de buenos profesores; de esta forma, argumentaba, se promovería la incorporación de más alumnos (incluyendo a los niños pardos y negros) y la disminución progresiva de la enseñanza particular; se requería además buenos salarios.


Extracto tomado de:
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rodriguez_simon.htm