viernes, 29 de septiembre de 2017

La cruz menos pesada

Cuenta una vieja leyenda cristiana que un joven recién convertido al Catolicismo recibió una cruz para portarla mientras hacía un viaje, junto a otros peregrinos, desde un lugar de Europa hasta la ciudad santa de Jerusalén.
Por el camino, el joven no hacía otra cosa sino quejarse de la cruz que le habían dado y que lo obligaba a parase a cada rato y rezagarse continuamente del grupo.
-¡Qué mala suerte la mía –se quejaba el joven-, tenían que darme la cruz más pesada!
Una noche tormentosa en que los peregrinos acamparon en la zona montañosa y se vieron obligados a dejar sus cruces en una pequeña caverna, al resguardo de la lluvia, el joven decidió cambiar la suya.
Para ello aprovechando la oscuridad nocturna, se introdujo en la caverna y con gran sigilo sopesó una a una todas las cruces.
Al fin, tomó la que le parecía más liviana y con ella en su poder se fue a dormir.
A la mañana siguiente, cuando los peregrinos reemprendieron el camino, el joven se asombró de que nadie se sintiese perjudicado con el cambio.
Entonces se fijó bien en la liviana cruz que llevaba y descubrió que la que había elegido en la oscuridad era la suya, la misma que había recibido al inicio de la peregrinación.


¡Feliz viernes y excelente fin de semana!

jueves, 28 de septiembre de 2017

Discernimiento, Pensamiento Crítico y Sentido Común


Tres aspectos que implican tanto y que podrían cambiar considerablemente nuestra vida cotidiana.
Ante las situaciones que se nos presenta en la vida a veces actuamos de manera impulsiva y no prestamos la atención suficiente a lo que sucede y ¿por qué?, porque la sociedad nos ha ido empujando a que todo debe ser rápido: comida rápida, tiendas exprés, aviones que rompen la barrera del sonido y nos desplazan de un lugar del mundo a otro en sólo horas. Como todo tiene una tendencia a que se debe hacer rápido creemos que no tenemos tiempo para discernir sobre nuestra vida, nuestros sentimientos, sobre nuestras familias, amistades, etc. Sentarnos a pensar podría verse como un pecado.

Como todo es tan veloz tampoco podemos sentarnos a analizar y entender o evaluar lo que nos sucede y lo que nos rodea. Simplemente vamos como robots autómatas día tras día realizando las mismas cosas y cometiendo los mismos errores una y otra vez. Creemos que el azar es lo que nos puede brindar una mejora a nuestro estatus social, o que un golpe de suerte nos hará cambiar, ser mejores personas. Le damos poca importancia a la paciencia y a la constancia. Dejamos que otros elijan por nosotros, pues ellos “saben” lo que nos conviene. No tenemos criterio ante los eventos que ocurren a nuestro alrededor.

Y finalmente, el gran ausente en muchas actividades cotidianas, el sentido común; personas que cruzan la calle sin mirar a los lados, o que van manejando leyendo mensajes en el celular o hablando distraídos. Estamos con nuestros amigos o familiares conversando y nos ocupamos de leer las noticias en el celular mientras nos hablan. Llegar a tiempo a una cita, aunque no parezca, podría considerarse parte del sentido común. Ya que cuando aplicamos el sentido común a nuestro quehacer diario, todo fluye naturalmente.

Probablemente, se dirán que hay mucho más que estos tres aspectos que hacer para tener una mejor vida. Es posible, pero con estas tres las otras aparecerán por añadidura.


¡Feliz jueves!