viernes, 27 de octubre de 2017

Un plato para el futuro

Cuenta un relato popular de Pakistán que una anciana que vivía con su hija y su único nieto enfermó un día y, tras volverse muy débil, dejó de ser útil en la casa.
Además de que no podía hacer nada, la anciana rompía platos y vasos, derramaba la comida y el agua y olvidaba donde dejaba las cosas.
Desesperada por esto y porque ese día la anciana había quebrado el costoso plato en el que le habían servido la comida, la hija manda al nieto a comprarle a la abuela un plato de madera.
Al principio, el joven no quiso hacer la compra porque sabía que un plato de madera humillaría a su abuela. Pero, después de pensarlo, fue y compró no uno sino dos platos de ese material.
-¡Sólo te pedí comprar un plato de madera! –exclamó indignada la madre del muchacho-. ¿Acaso no me escuchaste?
-Sí, madre –respondió el joven-. Pero compré el otro para ti, para cuando tú envejezcas.



¡Feliz viernes y fin de semana!

jueves, 26 de octubre de 2017

Prueba de amor

El dramaturgo noruego Henrik Ibsen se enamoró de la hija de un pastor protestante y, para declararle su amor, le escribió una carta muy extensa en la que le anunciaba que iría a visitarla esa misma tarde, a las cinco.
A continuación, añadió que si ella no le correspondía, bastaba que no estuviese en casa a esa hora. Pero si, en cambio, ella le revivía, significaba que lo aceptaba.

Cuando esa tarde Ibsen llegó a casa del pastor a las cinco en punto, preguntó por la joven.
-Pase, la señorita sí está –respondió la criada que lo recibió-. Tome asiento que ella no tarda en salir.
El dramaturgo se sentó en un sofá de tres puestos y allí permaneció durante las siguientes dos horas.

Al fin, temiendo ser objeto de una burla, decidió marcharse y se levantó del asiento.
Entonces oyó una risa femenina que salía de detrás del sofá y advirtió que la joven había permanecido escondida en ese lugar, durante todo el tiempo que él había esperado.
-¿Estabas aquí? –le preguntó, no sabiendo qué más decir.
-Sí –contestó ella, saliendo del escondite.
-¿Por qué?
-Quería probar tu paciencia –respondió la muchacha-, y con ella tu amor.

A los pocos días, contrajeron matrimonio.

¡Feliz jueves!

jueves, 19 de octubre de 2017

Un jardín inesperado

A mediados de 1942, un conductor de tranvías de la ciudad estadounidense de Baltimore tuvo una idea de aprovechar el tiempo que permanecía ocioso entre un viaje y el siguiente.
Dicho conductor, llamado Kenneth Smith, advirtió que la zona adyacente al terminal de la línea de tranvías –unos dos mil metros cuadrados-, estaba cubierta de maleza y que, entre viajes, el disponía de siete minutos libres.
Pese a lo escaso de este tiempo, Kenneth decidió emplearlo en algo útil y durante varias semanas lo dedicó a limpiar el referido terreno.
La tarea era fatigosa, sobre todo al mediodía, pero Smith no desmayó y, en los meses siguientes, sembró el lugar de robles y álamos que dieran sombra, y de rosas, margaritas, petunias, lirios y violetas que alegraran la vista y el olfato de quienes estuvieran allí.

Además construyó un pequeño camino para pasear por ese inesperado jardín que él, con cariño y dedicación, creó prácticamente de la nada, donde antes solo había maleza y matorrales. 

viernes, 13 de octubre de 2017

Puede hacer algo mejor

Un negociante que era ampliamente conocido por su falta de escrúpulos y su deseo de obtener beneficios a costa de lo que fuese comentó un día en presencia del escritor estadounidense Mark Twain lo siguiente:
-Antes de mi muerte, pienso hacer una peregrinación a Tierra Santa. Quiero subir a la cumbre del monte Sinaí para leer en voz alta los Diez Mandamientos.
Mark Twain sonrío maliciosamente y replicó:
-Podría hacer algo mejor.
-¿Sí? –preguntó el negociante-. ¿Qué me recomienda?

-Quédese en su casa de Boston y cúmplalos. 

jueves, 12 de octubre de 2017

El mayor de los errores

Se cuenta que hace muchos años hubo un monasterio budista del Tibet un discípulo al que lo aterraba la simple posibilidad de cometer un error.
Cierta mañana decidió comunicarle su miedo al lama encargado del monasterio y, cuando éste escuchó cuál era su problema, le dijo:
-Los que no quieren cometer errores cometen el mayor error de todos ¿Sabes cuál es?
El discípulo negó con la cabeza, por lo que el lama indicó:
-Cometen el error de no intentar nada nuevo.


¡Feliz jueves!

viernes, 6 de octubre de 2017

Los irreverentes son ellos

El escritor italiano Dante Alighieri se encontraba en una iglesia de Verona, oyendo misa, y estaba tan concentrado en sus oraciones que, al llegar el momento de la elevación, no se inclinó, ni tampoco se arrodilló, no movió los labios en señal de estar rezando.
Al instante, varios de los asistentes a la misa se escandalizaron, pues consideraron irreverente la actitud de Dante hacia las cosas sagradas.
Por ellos, al concluir el oficio, lo denunciaron ante el obispo, quien llamó al poeta a su despacho para amonestarlo.
-¡Me sorprende- respondió Dante-, oír tal acusación de los que, mientras yo oraba con mi alma entera puesta en Dios de modo que no sabía lo que corporalmente estaba haciendo, tenían en cambio su cuerpo y su espíritu vueltos por completo hacía mí, sin ocuparse para nada en Dios!


¡Feliz viernes y excelente fin de semana!