viernes, 26 de abril de 2019

El lavaplatos

Y ahí estaba aquel hombre, de un poco más de un metro ochenta, muy tranquilo y apacible delante del fregador, lavando platos. No me lo creía, pero ya llevaba dos meses trabajando para el jefe, y siempre veía a Richard ahí, lavando los platos. Yo era el chofer, así que un día el jefe me pidió que llevara a Richard a una dirección. Cuando el jefe dio la orden, el hombre sin titubear, se quitó el delantal, tomo un bolso y nos fuimos. Al llegar se bajó y me dijo: -Espera aquí.

Pasó una hora y Richard bajó con su bolso y dos maletas. No pregunté, con el poco tiempo que tenía, había aprendido a no hacer preguntas. Abrí el maletero y con mucho cuidado las colocó. Cerré el maletero y le pregunté a donde iríamos ahora. Me dijo el nombre de una calle cercana. Al entrar en ella me hizo estacionar en frente de una carnicería. Bajó las maletas y entró con ellas. A los pocos minutos salió sin ellas y nos fuimos de nuevo al apartamento donde siempre se reunía la banda.

Al entrar el jefe gritó: ¿y bien?

-Todo quedó limpio jefe –gritó el hombre.

-¿Y el novato?

-Muy bien también.

El hombre se fue a la cocina, se puso su delantal, se fue al fregadero y comenzó a lavar los platos con tranquilidad. Yo me acerqué al jefe y este simplemente me dijo:

-Lavar platos lo relaja -hizo una pausa -¿Y a ti qué te relaja?

Cuentos cortos 
Leopoldo Avendaño F.

jueves, 25 de abril de 2019

Apariencia y realidad


A lo largo de la historia, uno de los ejes fundamentales de la filosofía ha sido la distinción entre apariencia y realidad. Fue un aspecto central en las reflexiones de los primeros pensadores, los que se conocen como presocráticos (porque vivieron antes de Sócrates).

Los presocráticos creían que la naturaleza fundamental de la realidad era completamente diferente a la forma que adoptaba ante ellos. Por ejemplo, un filósofo llamado Tales sostenía que, pese a las apariencias, toda la realidad se componía en el fondo de agua; Heráclito creía que el mundo estaba hecho de fuego. Es más, este filósofo afirmaba que todo estaba en constante movimiento. Otro pensador, Parménides, insistía en que nada se movía en realidad, de forma que cualquier movimiento era sólo una ilusión.

Los presocráticos muy en serio la posibilidad de que toda la realidad estuviera constituida por una sustancia más básica, y sospechaban que la observación diaria y carente de crítica solía ofrecernos una imagen engañosa del mundo. Por ello, su pensamiento n o sólo se considera la base de la filosofía, sino también precursor de la ciencia moderna.

Muchos de los filósofos posteriores (entre ellos Platón, Spiniza y Leibniz) continuaron esta tradición y formalizaron modelos alternativos de la realidad, asegurando que estaban más cerca de la realidad a través de una visión normal y marcada por el sentido común del mundo.


Feliz jueves.

martes, 23 de abril de 2019

El alfabeto


Alrededor del año 2000 antes de Cristo, los faraones se dieron cuenta de que tenían un problema. Cada victoria militar sobre sus vecinos les permitía capturar y esclavizar más prisioneros de guerra, pero los egipcios eran incapaces de trasladarles órdenes por escrito porque estos esclavos no entendían la escritura jeroglífica.

El sistema jeroglífico egipcio constaba de miles de caracteres y con un símbolo diferente para cada idea o palabra. Aprendérselos todos de memoria podía llevar años. Sólo un puñado de egipcios podía de hecho leer y escribir con este difícil sistema.

Los lingüistas creen que casi todos los alfabetos modernos descienden de una versión simplificada de los jeroglíficos, desarrollada por los egipcios hace 4000 años para comunicarse con sus esclavos.

En esta versión simplificada cada signo representaba únicamente un sonido. Este avance permitió reducir el número de caracteres de varios miles a unas pocas decenas, agilizando su uso y aprendizaje. El complejo lenguaje jeroglífico fue olvidado con el tiempo, de forma que los expertos se vieron incapaces de traducir sus caracteres hasta el descubrimiento de la piedra de Rosetta en 1799.

El alfabeto tuvo un rotundo éxito. Cuando los esclavos egipcios volvieron a sus tierras de origen, se llevaron consigo este sistema, que se extendió por todo Oriente Próximo hasta convertirse en base de escritura de esa región, como el árabe y el hebreo.

Los fenicios, una antigua civilización de comerciantes marinos, divulgaron el alfabeto entre las tribus con las que se fueron cruzando por la costa mediterránea. Los alfabetos griego y romano, sucesivamente, se basaron en la antigua escritura fenicia.

Hoy en día, la mayoría de las lenguas modernas, incluido el español, usan el alfabeto romano.

Feliz martes.

viernes, 12 de abril de 2019

El maestro


Se encontraba acostado en el piso, con el pecho en tierra, mirando como la rueda de aquel carro de juguete giraba de un lado a otro. Alrededor escuchaba un gallo que cantaba a medio gañote a eso de las cuatro de la tarde. No tenía camisa, el calor ameritaba estar sin ella. La rueda seguía girando, no miraba los detalles del carro, el color tampoco importaba, lo único que importaban eran las ruedas. Su mamá lo miraba a lo lejos y le gritaba si tenía hambre. Él la escuchaba, también al gallo que acababa de cantar de nuevo, pero nada de eso importaba. De pronto escuchó la voz de su papá que acaba de entrar a la casa. Volteó a mirarlo y sonrió. Su papá le miro sonriendo también, se arrodilló y se acostó junto a él, y lo llamó por su nombre.
-¡Maestro! ¡Maestro! –dijo aquella voz.
-¿Sí? Discúlpame –respondió -¿qué me decías?
-Le preguntaba cómo había sido su niñez –repuso el discípulo.
-Sí, cierto, claro. Fue una niñez normal, mi querido discípulo; corrí, jugué, me enfermé, lloré, fui consolado, pero lo más importante es que tuve unos padres maravillosos.
-¿Por qué dice eso maestro?
-Porque me dejaron aprender a meditar desde muy pequeño.
-¿Les enseñaron los caminos del maestro Buda? –quiso saber el discípulo.
El maestro sonrió y dijo: no, ellos fueron mis primeros maestros, y me enseñaron a que podía meditar mientras jugaba.


Cuentos cortos 2018
Leopoldo Avendaño F.