lunes, 25 de abril de 2011

La duda liberadora

Era un buscador de otras realidades. Había vagado por muchos reinos y llegó a un santuario tibetano en el que habitaba un recio ermitaño. Era un lugar espléndido para la reflexión y le pidió al ermitaño permiso para quedarse ahí unos días.
-Haz como te venga la gana –dijo el ermitaño sin demostrar ninguna simpatía.
Unos días después, el buscador se sentó junto al ermitaño. Reinaba un silencio perfecto. El aire era puro. Ermitaño y buscador se miraron. El ermitaño intimidaba con su reciedumbre al buscador, pero éste se atrevió a preguntar:
-¿Cómo soy yo?
-Como una vaca –repuso el ermitaño.
El buscador se quedó atónito. La comparación lo dejaba muy sorprendido.
-No te asombres –dijo el ermitaño, contemplando su reacción-. ¿Acaso no comes?
-Sí lo hago.
-También una vaca. Y dime, ¿no duermes?
-Sí, todos los días.
-Como una vaca. ¿Y no defecas?
-Lo hago.
-Como una vaca. O sea, ya lo ves, eres como una vaca.
Entonces el buscador replicó:
-No lo creo.
-Ésa es la diferencia –dijo entonces el ermitaño-. Que tú dudas y la vaca no. Si tu duda es inteligente y te ayuda a investigar la última realidad y hacerse uno con ella, entonces dejarás de ser como una vaca. De otro modo, amigo mío, tú y la vaca sois iguales… aunque las vacas suelen ser más pacíficas que los humanos.

El Maestro dice: Depende de ti ser como una vaca o darle un significado liberador a tu existencia. Pero si sólo te quedas siendo como una vaca, al menos sé pacífico y noble como ella. ¿Qué menos se puede pedir?

Este texto se extrajo del libro Antología de cuentos de la India y Tíbet, recopilación hecha por Ramiro Calle.

* * *

Cuando dudamos vivimos plenamente, la duda nos puede sacar de estados de ensimismamiento no sanos, es bueno pensar y darle sentido a las cosas, pero si algo no le parece adecuado dude, y si puede preguntar mejor.
Muchas personas se meten en problemas porque asumen algunas cosas, a veces es mejor dudar, y dudar y volver a dudar. ¿Suena fastidioso? Y si puede preguntar pregunte, lo peor que puede pasar es que no le respondan.

lunes, 18 de abril de 2011

El león

En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas espejadas para calmar su sed y, al acercarse a ellas y pensó: “¡Vaya!, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado con él”. Atemorizado se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó a las mismas. Allí estaba otra vez el “león”. ¿Qué hacer? La sed lo devoraba y no había otro lago cercano. Retrocedió. Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al “león”, abrió sus fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro “león” hacía lo mismo, sintió terror. Pero la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago sucediera lo que sucediese. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en el agua, ¡el “león” desapareció!

El Maestro dice: “Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo cuando los enfrentamos, desaparecen. No dejes que tu imaginación descontrolada usurpe el lugar de la realidad ni te pierdas en las creaciones y reflejos de tu propia mente”.

Este texto se extrajo del libro Antología de cuentos de la India y Tíbet, recopilación hecha por Ramillo Calle.

El miedo es muy poderoso, tanto que puede hacer que las personas se enfermen psicológicamente y físicamente hablando; es triste saber de personas que llevan su vida según los dictámenes del miedo. Analizando un poco el cuento, nos damos cuenta que el león se decide a realizar la acción de tomar agua porque tal era su NECESIDAD que tenía que hacer algo.

Dicen que la necesidad es la madre de todos los inventos, y efectivamente, cuando uno necesita realmente algo hace todo lo posible por salir adelante para obtenerlo, sea como sea. Pero, ¿podríamos llegar a actuar tan natural que no sea la necesidad la que nos arrastre por la vida para hacer las cosas? ¿Podríamos simplemente decidir libremente hacer o no hacer sin vernos atrapados entre la necesidad y el miedo? Parece una tarea difícil o imposible, pero con algo de disciplina pienso que lo podríamos lograr.

El miedo generalmente es un espejismo, corresponde a las suposiciones que construimos en nuestras mentes, y a veces es tan poderoso que nos hace crear cadenas de razonamientos lógicos para convencernos que las cosas son como nos la imaginamos.

Una encuesta hecha por Michael Fitzgibbon en su libro “cómo vencer sus miedos y angustias” comenta que las siguientes situaciones generan miedo en las personas:
1. Cuando me encuentro delante de una mujer.
2. Cuando debo andar y me miran.
3. Cuando he de despedirme, ponerme en pie y salir.
4. Cuando he de comer delante de otros en un banquete.
5. Cuando debo hablar, incluso cuando se trate de una banalidad.
6. Cuando he de oponer mi opinión a la de otra persona.
7. Cuando llamo la atención y siento las miradas sobre mí.
8. Cuando me tratan con ironía.

Y ¿ante cuál situación sientes tú miedo?

lunes, 11 de abril de 2011

Corazón versus Razón

"¡Yo la(o) amo! No importa lo demás." ¿Cuántas veces ha escuchado o ha dicho esa frase? Pues, yo me confieso culpable de haberla dicho, pocas veces, pero la he dicho; sin embargo, con el correr del tiempo y las experiencias me he dado cuenta de que lo importante no está en enfrentar a estos dos grandes titanes, sino más bien equilibrarlos, al estilo de Yin y Yang (conceptos taoístas que tocaremos en el blog de Las Religiones del Mundo próximamente).

El corazón gobierna los sentimientos, en particular el amor que es el que nos compete en este escrito; y el amor puede mover nuestra vida de una manera increíble, tanto para bien como para mal.

La razón por su parte gobierna nuestro mundo interior racional, nuestros pensamientos. Pero cuando el amor invade la mente con pensamientos acerca del ser amado comienzan los conflictos. A veces se puede generar un montón de información incoherente impresionante acerca de posibles escenarios en donde se ve usted con el ser amado, ya sea en un escenario feliz o uno triste.

Ahora bien, establezcamos primero qué es el amor. El amor es un acto de fe. Sí, un acto de fe, porque lo primero que le atrae de una persona es su apariencia, y por supuesto la apariencia no lo es todo. Luego, poco a poco se comienza a conocer y a ver su forma de ser, de modo que a la final se puede tener una visión integral de la persona, más no necesariamente completa. Sin embargo, siempre puede haber sorpresas, nunca se puede estar ciento por ciento seguro.

Decía Karol Wojtyla que la fe y la razón son las alas que nos llevan a la Verdad, por supuesto, él habla de Dios como Verdad, por eso está en mayúscula. Fíjense que él quizá ha sido el único Papa que habla en estos términos, y tomando esa idea y con la afirmación de que el amor es un acto de fe, podrías decir que “el amor” y “la razón” nos llevan al Amor. Fíjense que puse amor con minúscula al principio de la frase, para referirme a ese sentimiento nuestro interior, y luego con Mayúscula, relacionándolo con Dios también. Así lo creían los griegos y lo llamaban Eros, y así lo creen los cristianos también.

Si el amor y la razón se combinan en armonía, quizás podríamos estar ante un Amor Verdadero. Un equilibrio entre amor y razón nos podría dar la tranquilidad de amar sinceramente sin pensamientos encontrados, ¿será esto una utopía? o ¿será posible?

lunes, 4 de abril de 2011

¿Por qué "El Colibrí"?

Este blog está inspirado en una canción del Sr. Alejandro García, mejor conocido como Virulo, humorista cubano y que compuso esta maravillosa canción:

Yo conoci una vez a un colibrí
que estornudaba con las flores
se intoxicaba cuando iba al jardín
y le mareaban sus olores
azucenas y vicarias
le causaban urticarias
los jazmines y azares
problemas estomacales.

Al colibri de tanto estornudar
se le puso el piquito rojo
no pudo más y decidio emigrar
con una lagrima en los ojos
hizo un día sus maletas
y se fue de las violetas
de su colibrí mamá
a vivir a la ciudad
en un departamento
gris y todo de cemento.

El colibrí dejo de estornudar
pero ahora andaba deprimido
volando solo por una ciudad
sin ningún rostro conocido
una vida sin colores
sin jardines y sin flores
el creyo que se moría
cuando entro a una librería,
el colibrí de pronto imagino
que era los libros como flores
de muchos pétalos y se asomó
a un mundo lleno colores
y volo hasta el horizonte
por praderas y por montes
y las flores al pasar
no lo hacian estornudar
y tanto pudo ver
que quiso y aprendio a leer.

Entre los libros iba el colibrí
con su piquito investigando
sin darse cuenta como en un jardín
los textos fue polinizando
y cruzo la geografía
con la trigonometría
luego la filosofía
la lleno de poesía,
nacieron libros como en una visión
distinta del conocimiento
se coloreaba la imaginación
y florecia el pensamiento
todo se iba intercambiando
y la vida transformando
y la gente que leía
poco a poco comprendía
y el mundo fue feliz
¡y todo por un colibrí¡


Nota final: A polinizar esos textos se ha dicho!
Feliz inicio de semana.