viernes, 27 de marzo de 2020

Hipatia, belleza poco común

A los treinta años su reputación se había extendido hasta Libia y Turquía…Pese a todo, muchos de sus oyentes masculinos se enamoraron de ella, en un caso de manera tan profunda que parecía que el enamorado en cuestión estaba decidido a quitarse la vida. Enterada de esto, Hipatia desgarró sus vestiduras, revelando su belleza, y dijo: «Voilà! ¡He aquí aquello de lo que estás enamorado, amigo mío!». (De hecho, Hipatia se casó con otro filósofo y fue amante del emperador Arcadio). 

En sus conferencias, se concentraba en la lógica y las matemáticas, y escribió tratados sobre geometría y aritmética, secciones cónicas y una guía para construir un «astrolabio», sea lo que sea eso. En cualquier caso, ninguna de sus obras ha sobrevivido más que a través de cartas de otros estudiosos donde se las menciona. Aparentemente, eran muy buenas, y un cronista dice que tocaban el cielo y que Hipatia era el epítome de la elocuencia y una estrella incomparable en el firmamento de la sabiduría. 

San Cirilo, el obispo cristiano de Alejandría, habiendo oído esto, tuvo sin embargo una opinión divergente, y ordenó su cruel muerte a manos de los monjes nitrianos, una secta de fanáticos cristianos. La sacaron de su carruaje por la fuerza y la llevaron a la iglesia más cercana, donde fue descuartizada viva con caracolas afiladas, antes de ser finalmente quemada. 

Aunque los rastros corporales que dejó fueron pocos —y dejemos de lado los filosóficos—al menos hay un cráter lunar que lleva su nombre. No muchos filósofos han recibido este honor. (Apuntemos de pasada que san Cirilo incitó numerosas matanzas contra los judíos residentes de la antigua ciudad. A pesar —o quizá a causa—de sus incontables crímenes, terminó convirtiéndose en un teólogo cristiano muy respetado). 

En realidad, mucho de lo que se ha publicado sobre la vida de Hipatia es ficción escrita durante los siglos XIX y XX. La más creativa es una emocionante crónica sobre la educación y la vida de Hipatia, compuesta en 1908 por Elbert Hubbard, que se inventó casi todo para compensar la falta de evidencia histórica. Incluso inventó citas atribuidas a Hipatia, y hasta tenía un cuadro «de aspecto antiguo» para ilustrar la obra que la representaba de perfil. Esto nos conduce convenientemente a un punto importante de la historia de la filosofía, sobre el cual mucho es, ciertamente, lo que se ha inventado. 

Las enseñanzas de los filósofos más antiguos persistían tan sólo en las mentes y en la memoria de sus oyentes, e incluso si entonces eran escritas sobre «papel», se trataba de papiro, un material muy frágil que se desintegra cuando se humedece. Por esta razón, incluso los registros escritos son en su mayoría «copias de copias», con todos los pequeños errores que se deslizan con facilidad en este tipo de tarea. Añadamos a esto que la mayoría de los escritos filosóficos se han traducido de otras lenguas: la filosofía griega ha sido transmitida del árabe al latín y vuelta a traducir al griego hasta terminar finalmente en las diversas lenguas modernas. 

La invención del papel, ¡y de Internet!, han colaborado para que los errores se propaguen con mucha más eficacia. Las crónicas sobre la vida de Hipatia de Elbert Hubbard en Little Journeys to the Homes of Great Teachers parecen haber sido escritas para niños, pero (según Sarah Greenwald y Edith Prentice Mendez) fueron mencionadas por estudiosos recientes, como Lynn Osen en Women in Mathematics (MIT Press, 1974), por no mencionar a Fordham Univesity’s Medieval History Course, disponible en la web. 

En estos textos aprendemos que, como parte de la planificación de la educación de su hija, Teón estableció un régimen de entrenamiento físico («pesca, equitación y remo»: una fuente muy poco fiable, Hypatia: Her Story, de D. Anne Love) para asegurarse de que su cuerpo gozara de tanta salud como su bien ejercitada mente. Asentimos con aprobación cuando leemos que su padre le aconsejó no dejar que ningún rígido sistema religioso tomara posesión de su vida, excluyendo el descubrimiento de nuevas verdades científicas.

 Es agradable oír que Hipatia descubrió que «todas las religiones dogmáticas formales son falaces y nunca deben ser aceptadas como definitivas por ninguna persona respetable», así como el consejo de Teón a su hija de «reservar tu derecho al pensamiento, ya que incluso pensar mal es mejor que no pensar en absoluto».

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