lunes, 30 de enero de 2017

El rey Ashoka

Daisaku Ikeda no dice: "Nada ocasiona tanto sufrimiento a los pueblos del mundo como tener líderes necios. No nos expongamos a repetir los errores que bañaron de sangre el siglo XX".
A veces la gente no vota o vota por un candidato que promete hasta el paraíso, y la gente no evalúa como es debido quien lo va a gobernar. Esto es cierto ahora y siempre.

En un diálogo entre Ikeda y Toynbee, se refieren a algunos de los grandes gobernantes de la historia; entre ellos, el rey Ashoka de la antigua India. Nunca había escuchado la historia de este rey, pero al leerla me sorprendí gratamente.

He aquí la historia:
Hondamente consternado por la matanza atroz que él mismo había causado con sus campañas bélicas, Ashoka reflexionó, se arrepintió de sus actos y buscó orientación y consuelo en el budismo. Decidió no gobernar recurriendo a las armas sino al Dharma, a la Ley, y crear por esa vía una era de paz. En otras palabras, Ashoka renunció al poderío militar y, en cambio, empleó un enorme poder moral y espiritual para establecer la paz y la estabilidad en su reino. Específicamente, el principio en que basó su gobierno fue el respeto al valor y a la dignidad de la vida. Sus políticas fueron un reflejo de esta filosofía y, en muchos casos, instauraron reformas cruciales, como la renuncia a la guerra o el derecho de todo súbdito a ser juzgado de manera justa e imparcial. Asimismo, despachó emisarios a los países limítrofes para promover la paz regional. Sus políticas innovadoras se extendieron también al ámbito social y a la protección ambiental; así pues, mejoró la situación de las mujeres, plantó árboles en alamedas y bulevares en todo el reino y apoyó actividades culturales de tal magnitud que nos siguen pareciendo admirables incluso en la época actual.

Excelente ejemplo a seguir. ¿Será que nuestros gobernantes leeran éstas historias o simplemente hacen como ellos creen que está bien?

Feliz inicio de semana.

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