viernes, 27 de abril de 2012

¿Buena madre o mala madre?


Hoy en día se escucha mucho entre las madres jóvenes o contemporáneas que amamantar es lo mejor, muchos pediatras recomiendan que se amamante hasta 1 o dos años al niño. Algunos dicen que hasta 6 meses está bien, en fin, independientemente del tiempo amamantar es lo mejor por varias razones, unas porque la leche materna le ofrece al neonato los nutrientes y demás necesarios para tener unas buenas defensas en su organismo, pero hay otras razones que son más del campo de la psicología, y es que el amamantar reafirma el lazo entre madre e hijo.
Sin embargo, como en toda historia hay sus pros y sus contra, sus excepciones, etc. Más allá de analizar si amamantar es bueno o no, si es saludable o no, y hasta cuanto tiempo; he querido comentar este escrito con algo que quizás es muy sencillo para llegar a otro punto: ¿una madre se puede considerar buena o mala? Hay madres que aunque no amamantaron a un hijo, lograron aun crear esa conexión con su hijo, así como hay algunas que amamantaron y no lograron crear esa conexión.

Hay casos más delicados, como cuando ocurre un proceso de adopción, es decir, se rompe todo nexo entre madre y neonato. Aunque, otra logra crear la conexión posteriormente. Así que, amamantar puede que sea bueno, pero no lo es todo. Sin contar que luego de cierta edad, algunas madres sienten un deseo ardiente de ceder sus responsabilidades de madre a alguien más, ya sea un familiar (madre, hermana, etc.), una institución (colegio, maternal, etc.), entre otros.
En su libro Emilio, o de la Educación, Rousseau nos hace un análisis de ese tipo de actitudes de las madres: “Yo veo algunas veces el pequeño manejo de algunas mujeres jóvenes que fingen un deseo de criar ellas mismas a sus hijos; pero saben lograr que se les insista para lo contrario, haciendo intervenir a los esposos, a los médicos y especialmente a las madres”. Es así, como en aquella época, transferían la responsabilidad de madre a una nodriza, que eran unas “mujeres más abnegadas que las vuestras”, quedando así la mujer libre en su tiempo, y Rousseau advierte que esta situación pueda dejar tiempo libre a las esposas para complacer a otros hombres.
“El deber de la mujer no es dudoso, pero se discute si es igual para los niños que los críe una mujer u otra”. Esto mismo aplica en el caso de la adopción.

Y sigue Rousseau: “No obstante, ¿puede mirarse esta cuestión solamente bajo el aspecto físico? [Se refiere a esa conexión madre-hijo a través de la amamantada] ¿Necesita menos el niño del cuidad de su madre que de su pecho? Otras mujeres, y  hasta animales, le podrán dar la leche que éste le niega, pero la solicitud maternal no hay nada que pueda suplirla”. Un gesto, un abrazo, una palabra de una madre no podrá ser suplida sencillamente.
Así pues, luego de amamantar al niño con la leche de sus pechos, una madre tendrá que “amamantar” el cerebro de este niño, para crear un vínculo que permanezca más allá de la edad y de lo físico.

¿Bueno madre o mala madre? Pienso que cada una sabrá deducir la respuesta.
Feliz fin de semana.

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