viernes, 9 de marzo de 2012

Mi pobre hijo


Entre los refugiados de la Segunda Guerra Mundial que llegaron a comienzos de los años cuarenta a los Estados Unidos se contó una familia hebrea, compuesta por la madre, un hijo y una hija, cuyo padre había muerto en un campo de concentración nazi.
Años más tarde, una amiga de la familia encontró a la madre en la calle y éste fue el diálogo entre ambas.
-¿Le han gustado los Estados Unidos a tu hija? –quiso saber la amiga.
-Le encanta –respondió la madre-. Se casó con un joven norteamericano excelente, que le ayuda en todas las labores de la casa. El cocina casi todos los días, siempre lava los platos y se queda con el niño cuando mi hija tiene que salir. Todo lo que él puede hacer por ella, lo hace con gusto.
-¿Y a tu hijo, cómo le ha ido? –preguntó a continuación la amiga.
-¡A mi pobre hijo, en cambio, le ha ido muy mal! –contestó la madre, al tiempo que suspiraba-. ¡Se casó con una muchacha norteamericana y tiene que ayudarle en todas las labores de la casa! ¡Imagínate, tiene que cocinar casi todos los días, lavar siempre los platos y quedarse con el nene, cuando ella quiere salir! ¡El pobre tiene que hacer de todo por ella, quiera o no quiera, y ella no hace nada por él


* * *

Interesante el punto de vista de esta señora, ¿no les parece?
¡Feliz semana! y este fin de semana estén pendientes del blog “El señor de los milagros”...

http://ola-elsenordelosmilagros.blogspot.com/ con una nueva publicación...

2 comentarios:

  1. Pero, lee bien. La mamá era quien pensaba así. Mas que un tema de machismo es más bien como la mamá ve bien un hombre que ayuda a su HIJA, pero ve mal que SU HIJO ayude a su nuera... jajajaja

    ResponderEliminar