En el Protágoras, Platón cuenta que
Zeus envió a Hermes para repartir entre los hombres los fundamentos esenciales
de la civilización: AIDÓS y DÍKE. Zeus le indicó a su enviando: “Dales de mi
parte una ley: que a quien no se capaz de participar de AIDÓS y DÍKE lo
expulsen como una enfermedad de la ciudad”.
AIDÓS: es el pudor, el sentido moral,
el respeto.
DÍKE: es el recto sentido de la
justicia.
El área de la ética es la que
corresponde a AIDÓS, comprendida como la disposición del sujeto libre de
reconocer la humanidad en los otros.
DÍKE pertenece al área del derecho,
comprendida como institucionalización formal de lo que corresponde a cada uno y
conjunto de garantías que aseguran su protección.
Entonces, ¿qué es la política? ¿Se
trata del área respectiva a la fuerza violenta (KRATÓS) que se impone
avasalladoramente para asegurar la estabilidad jerárquica de la propia
comunidad y la defensa o propósito de conquista frente a las comunidades
vecinas?
Desde el principio de la historia es
evidente que donde aplican el KRATÓS han de padecer AIDÓS y DÍKE. Tal vez sea
la razón por la que muchos gobernantes suponen que las disposiciones enviadas
por Zeus a los hombres son demasiada humanas. Y que en realidad es KRATÓS la
auténtica divina ya que Zeus se la guardó para sí mismo.
Lo que sí es cierto, y lo podemos
observar hoy día, es que sin la colaboración de KRÁTOS (fuerzas policiales,
militares y otros), ni DIKÉ, ni AIDÓS encontrarían ese marco constituido en el
que pueden ejercerse.
Da un poco que pensar, ¿no?...
Feliz fin de semana.
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