sábado, 23 de julio de 2016

La política según Aristóteles

Para Aristóteles la política es el prototipo de toda capacidad humana, ya que su objetivo es la vida feliz y digna de los ciudadanos. La finalidad del Estado es la promoción de la virtud y también la felicidad de los ciudadanos. En ese sentido, la política es la continuación y culminación de la ética, es la ciencia del bien más deseable y de los medios para obtenerlo: la vida noble.
Para Aristóteles, creerse feliz es afirmar una intensidad positiva suprema, estable e invulnerable. No hay felicidad en el desasosiego de perderla. Por tal razón la felicidad es un momento del pasado, donde ya nada ni nadie nos la puede quitar, o del futuro, cuando aún nada ni nadie la amenaza. El presente, en cambio está demasiado expuesto a las eventualidades como para transformarse en algo tan maravilloso. Cualquiera es capaz de afirmar convencido que fue feliz. Aristóteles no concede otra felicidad que la que se predica de alguien que ya murió y por tanto está totalmente a salvo de perderla.
Muchos son los que aseguran que esperan ser felices, pero son pocos los que se atreven a asegurar que ahora mismo lo son.


¡Feliz sábado!

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