La sabiduría del budismo, con su énfasis en la interacción humana directa, merece gran atención en esta época en que el contacto anónimo e impersonal vía internet trivializa, distorsiona y empobrece las relaciones humanas. Por ejemplo, a los jóvenes de hoy en día se los lleva a creer que pueden hacer un «amigo» online solo clicando sobre una pantalla. Pero, en realidad, esto señala una discapacidad social en potencia que desatiende la conciencia y la práctica de las virtudes de la amistad (ensalzadas con tanta elegancia por Aristóteles en su Ética a Nicómaco, de Aristóteles estaremos profundizando esta semana que viene).
Y así, un joven puede «hacer» mil «amigos», o un millón, como dice la canción, en Facebook sin haber mantenido siquiera un solo contacto humano significativo.
No puede pensarse la existencia humana sin la interacción con los semejantes. Sin embargo, en la sociedad actual se explota, mercantiliza y discrimina al prójimo de maneras que destruyen progresivamente la naturaleza de las relaciones entre personas.
Hasta ahora no conozco ninguna tecnología capaz de sustituir una charla en persona con un amigo.
¡Feliz domingo!
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