En la República, Platón dice: "No habrá pues, querido amigo, que emplear la fuerza para la educación de los niños; muy por el contrario, deberá enseñárseles jugando, para llegar también a conocer mejor las inclinaciones naturales de csda uno".
Esto no se refiere a aprobar una educación liviana, ni tampoco desestimar el valor pedagógico de la disciplina.
Por otro lado, en Las Leyes expresa que "apenas vuelva la luz del día es necesario que los niños vayan a la escuela. Pues ni las ovejas, ni otra clase alguna de ganado, puede vivir sin pastor, tampoco es posible que lo hagan los niños sin pedagogo ni los esclavos sin dueño. Pero, de entre todos los animales, el más difícil de manejar es el niño; debido a la misma excelencia de esta fuente de razón que hay en él, y que está todavía por disciplinar, resulta ser una bestia áspera, astuta y la más insolente de todas. Por eso se le debe atar y sujetar con muchas riendas, por así decirlo; en primer lugar, apenas salga de los brazos de su nodriza y de la madre, hay que rodearle de preceptores que controlen la ignorancia de su corta edad; luego hay que darle maestros que lo instruyan en toda clase de disciplinas y ciencias, según conviene a un hombre libre".
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