La filosofía nace con un propósito político
desde sus inicios y Platón es un filósofo con conciencia y exigencia política.
No buscaba apenas una reflexión sobre el mundo, sino que esa reflexión
permitiera mejorar la convivencia y la organización de los seres humanos. A esa
mejor organización, Platón la llamaba “justicia”, y se traducía en la organización
de la polis, de la República, de la situación de la comunidad humana. Es decir,
cada cual es su sitio y que cada cual tenga lo que le corresponde y que cada
cual desempeñe el papel que mejor le puede ir dentro de la colectividad. Platón
reflexiona sobre estos temas en la República, uno de los diálogos más famosos. Allí
describe sus ideas acerca de una ciudad bien organizada. Para él cada ser
humano tiene su propio papel que cumplir. Lo importante, dice Platón, es que
los que mandan sean aquellos que estén más cerca de la contemplación de las
ideas y que los que defienden esta comunidad sean aquellos que tienen un ánimo
y un coraje más decidido. Mientras tanto, el resto de los ciudadanos puede
dedicarse al comercio, a la producción y a seguir las pautas y las directrices
más o menos geniales de ese areópago (asamblea de nobles).
Feliz sábado.
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