Siempre quise una chaqueta
reversible, hasta que vi lo que hizo una con mi amiga Nicole. Hace como un mes
el papá de Nicole le regaló aquella chaqueta por su cumpleaños. Yo estaba con
ella cuando pasó la primera vez. Nicole es una muchacha tierna y tranquila,
pero luego que se puso la chaqueta por el lado oscuro comenzó a comportarse de
manera extraña. Me decía cosas, bueno, que hiciéramos cosas. Yo no le hacía
mucho caso y buscaba quitarle la chaqueta. Y cuando ya no la tenía puesta era
ella, la de siempre. Otro día temprano pasé por su casa para ir a la escuela. Y
le vi la chaqueta puesta, pero por el lado claro. Era ella, como normalmente
era. Sin embargo, una que otra vez me
decía alguna cosa. He llegado a creer que la chaqueta la posee cuando se la
pone por el lado oscuro. Un día en casa de Nicole decidí probarme la chaqueta a
ver si me ocurría algo. La inspeccione detenidamente. Vi el lado claro y el oscuro.
No vi nada fuera de lo común. En eso
entró Nicole y me agarró con su chaqueta en la mano, me dijo: ¡suéltala!, o te
arrepentirás. Le dije lo que pensaba de la chaqueta, pero no me hizo caso. Le
dije: póntela por el lado claro. Así lo hizo, luego volteó a donde yo estaba y
con una pícara mirada me dijo: ya no importa el lado en el que me la ponga.
Cuentos cortos 2018
Leopoldo Avendaño
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