La hermana de una amiga me cuenta, que fue al médico a un chequeo, en un momento de la consulta la doctora le pregunta: "¿Tú te sientes bien?, te veo extraña"; y es justo en ese momento que la hermana a comenzado a llorar y tanto lloró que justo en ese momento ya se sentía mejor.
Marinoff en su diálogo con el Dr. Ikeda no comenta: "En muchos casos de malestar, las personas tienen la capacidad de curarse a sí mismas, pero con frecuencia es preciso el diálogo para activar dicha capacidad. Es decir, debemos crear un espacio reflexivo en el que las personas sean escuchadas, comprendidas y valoradas, pero no juzgadas. Así es como las relaciones personales devienen más curativas. Solo entonces tienen la libertad de desentrañar las profundidades de su malestar. En ese momento, su poder de curación comenzará a funcionar al máximo."
Efectivamente, nos podemos autosanar, pero nuestra mente esté en otra cosas, dejando al un lado ese poder curativo que todos tenemos.
Incluso el simple gesto de ver a los ojos al que habla, a veces tiene un poder de generar confianza que a veces no es lo esperado. Y el Dr. Ikeda complementa, en relación a esto nos dice: los ojos tienen un poder especial. De hecho, en el budismo se considera que la mirada bondadosa es una forma de ofrenda. El proceso de comunicación entre dos individuos para abrir ese «espacio reflexivo» que usted (a Marinoff) menciona es el punto de partida de la curación. Dicho proceso implica reconocer el dolor del otro y responder con empatía en un diálogo, donde prime la confianza mutua.
Feliz inicio de semana!
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