"Educación natural" es, según Rousseau, no la basada sobre las formas de la sociedad o sobre las tradiciones de la escuela, sino sobre el conocimiento de la verdadera naturaleza del hombre y, por tanto, sobre una rigurosa investigación acerca de la naturaleza del niño. Este último punto de vista pedagógico, de gran importancia, había sido también proclamado modernamente por John Locke, en quien Rousseau reconoce, puede decirse, a su único precursor.
Según Rousseau los instintos naturales, las primeras impresiones y los sentimientos y los juicios sencillos y espontáneos que nacen en el hombre en contacto con la naturaleza son la mejor guía de cómo se debe comportar, y la enseñanza más preciosa. De ello se deduce que es preciso respetar y promover el desarrollo de tales fenómenos instintivos en el niño, en lugar de reprimirlos con una educación mal entendida.
Sobre el Libro Emilio o sobre la Educación de Jean-Jacques Rousseau.
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