Los soberanos liberales han sido relativamente pocos y espaciados a lo largo de la historia de la humanidad, y esta es una de las razones por las que hoy se sigue venerando a Ashoka, incluso en Occidente. Desde luego resulta difícil resistirse a la corrupción del poder absoluto. Una manera de hacerlo consiste en mantener una actitud abierta y tener ganas de aprender, cosa que requiere humildad, rasgo del que demasiado a menudo carecen los altos cargos políticos.
Marco Aurelio supo ser humilde, aprendió el estoicismo de la mano del esclavo liberto Epicteto, atemperando así su poder con virtud.
Él y Ashoka encarnaron el ideal de Platón del filósofo rey. Comprometerse a aprender toda la vida seguramente es una de las claves para llegar a ser un soberano progresista.
Por lo tanto dos características de extrema importancia son:
1) tener una actitud abierta y
2) estar dispuesto a aprender.
Lo notable del caso es que Ashoka no empezó siendo un líder ejemplar. Se vio en la necesidad de replantear su forma de vivir cuando comprendió la tremenda destrucción y la sangrienta matanza que había impuesto al pueblo con sus guerras.
El estudio concienzudo de las enseñanzas budistas lo condujo a crear un bastión de paz en su propio corazón. Y esta fortaleza interior es la que se tradujo en sus actos de gobierno.
Creo que, en la época actual, la sabiduría del budismo puede desempeñar un papel crucial en la creación de sociedades pacíficas. Por ejemplo, pudiera servir de puente entre las civilizaciones cristiana y musulmana.
Feliz jueves.
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