Como el lugar donde el filósofo griego Zenón de Citio
se reunía con sus discípulos servía de paso a quienes entraban y salían de Atenas, a menudo el ruido
obstaculizaba las clases. Por ellos, Zenón exigía silencio absoluto a sus
discípulos, mientras él hablaba.
Un día, uno de sus alumnos le preguntó cuál era la
razón de tal exigencia, y Zenón le respondió:
-Puesto que tenemos dos oídos y una sola boca, debemos
por lo menos escuchar el doble de lo que hablamos.
Un dato adicional: la escuela de pensamiento de Zenón
se llamó “Estoica”, ya que el impartía sus enseñanzas bajo los pórticos de la
ciudad de Atenas que, en griego, recibe el nombre de “stoa”.
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