Hoy en día se escucha mucho entre las madres jóvenes o
contemporáneas que amamantar es lo mejor, muchos pediatras recomiendan que se
amamante hasta 1 o dos años al niño. Algunos dicen que hasta 6 meses está bien,
en fin, independientemente del tiempo amamantar es lo mejor por varias razones,
unas porque la leche materna le ofrece al neonato los nutrientes y demás
necesarios para tener unas buenas defensas en su organismo, pero hay otras
razones que son más del campo de la psicología, y es que el amamantar reafirma
el lazo entre madre e hijo.
Sin embargo, como en toda historia hay sus pros y sus
contra, sus excepciones, etc. Más allá de analizar si amamantar es bueno o no,
si es saludable o no, y hasta cuanto tiempo; he querido comentar este escrito
con algo que quizás es muy sencillo para llegar a otro punto: ¿una madre se
puede considerar buena o mala? Hay madres que aunque no amamantaron a un hijo,
lograron aun crear esa conexión con su hijo, así como hay algunas que amamantaron
y no lograron crear esa conexión.
Hay casos más delicados, como cuando ocurre un proceso de
adopción, es decir, se rompe todo nexo entre madre y neonato. Aunque, otra
logra crear la conexión posteriormente. Así que, amamantar puede que sea bueno,
pero no lo es todo. Sin contar que luego de cierta edad, algunas madres sienten
un deseo ardiente de ceder sus responsabilidades de madre a alguien más, ya sea
un familiar (madre, hermana, etc.), una institución (colegio, maternal, etc.), entre
otros.
En su libro Emilio, o de la Educación, Rousseau nos hace
un análisis de ese tipo de actitudes de las madres: “Yo veo algunas veces el
pequeño manejo de algunas mujeres jóvenes que fingen un deseo de criar ellas
mismas a sus hijos; pero saben lograr que se les insista para lo contrario,
haciendo intervenir a los esposos, a los médicos y especialmente a las madres”.
Es así, como en aquella época, transferían la responsabilidad de madre a una
nodriza, que eran unas “mujeres más abnegadas que las vuestras”, quedando así
la mujer libre en su tiempo, y Rousseau advierte que esta situación pueda dejar
tiempo libre a las esposas para complacer a otros hombres.
“El deber de la mujer no es dudoso, pero se discute si es
igual para los niños que los críe una mujer u otra”. Esto mismo aplica en el
caso de la adopción.
Y sigue Rousseau: “No obstante, ¿puede mirarse esta
cuestión solamente bajo el aspecto físico? [Se refiere a esa conexión madre-hijo
a través de la amamantada] ¿Necesita menos el niño del cuidad de su madre que
de su pecho? Otras mujeres, y hasta
animales, le podrán dar la leche que éste le niega, pero la solicitud maternal
no hay nada que pueda suplirla”. Un gesto, un abrazo, una palabra de una madre no
podrá ser suplida sencillamente.
Así pues, luego de amamantar al niño con la leche de sus
pechos, una madre tendrá que “amamantar” el cerebro de este niño, para crear un
vínculo que permanezca más allá de la edad y de lo físico.
¿Bueno madre o mala madre? Pienso que cada una sabrá
deducir la respuesta.
Feliz fin de semana.
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