A lo largo de la historia, uno de los ejes
fundamentales de la filosofía ha sido la distinción entre apariencia y
realidad. Fue un aspecto central en las reflexiones de los primeros pensadores,
los que se conocen como presocráticos (porque vivieron antes de Sócrates).
Los presocráticos creían que la naturaleza fundamental
de la realidad era completamente diferente a la forma que adoptaba ante ellos.
Por ejemplo, un filósofo llamado Tales sostenía que, pese a las apariencias,
toda la realidad se componía en el fondo de agua; Heráclito creía que el mundo
estaba hecho de fuego. Es más, este filósofo afirmaba que todo estaba en
constante movimiento. Otro pensador, Parménides, insistía en que nada se movía
en realidad, de forma que cualquier movimiento era sólo una ilusión.
Los presocráticos muy en serio la posibilidad de que
toda la realidad estuviera constituida por una sustancia más básica, y
sospechaban que la observación diaria y carente de crítica solía ofrecernos una
imagen engañosa del mundo. Por ello, su pensamiento n o sólo se considera la
base de la filosofía, sino también precursor de la ciencia moderna.
Muchos de los filósofos posteriores (entre ellos
Platón, Spiniza y Leibniz) continuaron esta tradición y formalizaron modelos
alternativos de la realidad, asegurando que estaban más cerca de la realidad a
través de una visión normal y marcada por el sentido común del mundo.
Feliz jueves.
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