Quesada
enseñó también a Bello los clásicos castellanos y en especial a Cervantes,
Calderón de la Barca y Lope de Vega. Pero el énfasis principal era el latín,
puesto que constituía un requisito de ingreso a la universidad. Una vez
terminado sus estudios bajo la tutela de Montenegro, Bello ingresó a la Real y
Pontificia Universidad de Caracas en 1797 para iniciar un curso de estudios en
filosofía conducentes al grado de Bachiller en Artes, que obtuvo el 14 de junio
de 1800.
Gracias
a un comentario de Montenegro que Bello mencionó a Amunátegui, es claro que para
1797 había aprendido a leer francés (un poco más tarde aprendería inglés con la
ayuda de una gramática y periódicos en ese idioma). Montenegro encontró un día
a Bello leyendo una obra de Racine, lo que le hizo exclamar, “¡es mucha
lástima, amigo mío, que Usted haya aprendido el francés!”, preocupado al
parecer por el tipo de lecturas al que Bello tenía ahora acceso.
Bello
confirmó más tarde los temores de su profesor, puesto que preparó una
traducción del Zulime de Voltaire. Esta anécdota le dio ocasión a Bello para
relatar cómo Simón Bolívar, quien era miembro del mismo círculo literario en
Caracas, le reprochó tan mala elección. El Zulime es en verdad una de las
peores obras de Voltaire, pero Bello respondió que su traducción era al menos
la primera. La anécdota es importante pues demuestra las habilidades
lingüísticas de Bello a una temprana edad, como también su curiosidad
intelectual.
Extraído
del libro Andrés Bello: la pasión por el orden de Ivan Jaksic.
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