Siempre que tomo una decisión me pregunto: ¿estoy
siendo justo conmigo? ¿Estoy siendo justo con la o las personas involucradas? Etc.
Desde pequeños nos hablan de ser justo, o de que somos
injusto por tal razón; sin embargo, la realidad es que a veces somos justo e
injustos al mismo tiempo, ¿cómo es esto posible?, fácil, depende desde el punto
de vista que lo vea. Para poder aspirar a un grado de justicia absoluto
tendríamos que ser dioses, es decir, conocer al 100% las circunstancias que nos
llevaron a tomar la decisión que tomamos.
Dentro de lo que los japoneses llaman el Bushido, o el
sendero del guerrero, que no es otra cosa sino las normas que rigen las vidas
de aquellos que aspiran a ser samuráis, dice acerca de lo justo e injusto lo
siguiente: “un guerrero debe tener una total compresión de estos dos aspectos.
Si sabe cómo practicar lo uno y evitar lo otro, habrá alcanzado el Bushido”.
Fíjense en algo interesante del texto, “compresión de
estos dos aspectos”, aunque desde un punto de vista lógico podríamos decir que
justo e injusto puedan ser opuesto, en el texto dice “practicar lo uno (justo)
y evitar lo otro (injusto)”. A veces nos toca tomar decisiones que ante los
ojos de todos parezca injusto, pero es lo justo que debió hacerse.
También podemos ver estos aspectos como el hacer el
bien y hacer el mal, y desde este punto de vista podríamos llegar a la
conclusión que ser justo agota y ser injusto podría llegar a ser fácil y hasta
divertido. Y seguramente la mayoría tomará el camino fácil y divertido.
Podríamos verlo también desde el punto de vista taoísta,
tipo fuerzas que se oponen, de modo que lo justo es yang y lo injusto yin, y el
equilibrio de ambos sea la justicia.
Desde el punto de vista que lo veamos, ser justo debe
ser el sendero de todos, porque con ello podemos lograr equilibrar nuestras
decisiones y nuestras vidas en sí misma.
¡Feliz domingo!
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