"¡Yo la(o) amo! No importa lo demás." ¿Cuántas veces ha escuchado o ha dicho esa frase? Pues, yo me confieso culpable de haberla dicho, pocas veces, pero la he dicho; sin embargo, con el correr del tiempo y las experiencias me he dado cuenta de que lo importante no está en enfrentar a estos dos grandes titanes, sino más bien equilibrarlos, al estilo de Yin y Yang (conceptos taoístas que tocaremos en el blog de Las Religiones del Mundo próximamente).
El corazón gobierna los sentimientos, en particular el amor que es el que nos compete en este escrito; y el amor puede mover nuestra vida de una manera increíble, tanto para bien como para mal.
La razón por su parte gobierna nuestro mundo interior racional, nuestros pensamientos. Pero cuando el amor invade la mente con pensamientos acerca del ser amado comienzan los conflictos. A veces se puede generar un montón de información incoherente impresionante acerca de posibles escenarios en donde se ve usted con el ser amado, ya sea en un escenario feliz o uno triste.
Ahora bien, establezcamos primero qué es el amor. El amor es un acto de fe. Sí, un acto de fe, porque lo primero que le atrae de una persona es su apariencia, y por supuesto la apariencia no lo es todo. Luego, poco a poco se comienza a conocer y a ver su forma de ser, de modo que a la final se puede tener una visión integral de la persona, más no necesariamente completa. Sin embargo, siempre puede haber sorpresas, nunca se puede estar ciento por ciento seguro.
Decía Karol Wojtyla que la fe y la razón son las alas que nos llevan a la Verdad, por supuesto, él habla de Dios como Verdad, por eso está en mayúscula. Fíjense que él quizá ha sido el único Papa que habla en estos términos, y tomando esa idea y con la afirmación de que el amor es un acto de fe, podrías decir que “el amor” y “la razón” nos llevan al Amor. Fíjense que puse amor con minúscula al principio de la frase, para referirme a ese sentimiento nuestro interior, y luego con Mayúscula, relacionándolo con Dios también. Así lo creían los griegos y lo llamaban Eros, y así lo creen los cristianos también.
Si el amor y la razón se combinan en armonía, quizás podríamos estar ante un Amor Verdadero. Un equilibrio entre amor y razón nos podría dar la tranquilidad de amar sinceramente sin pensamientos encontrados, ¿será esto una utopía? o ¿será posible?
La mente no es una "santica" y uno de sus víctimas más usuales es el Espíritu a quien "somete" a controles sofocantes, privandolo a veces de su rol de transmisor de la energía original (el Chi).Pero como su naturaleza es Yang, entonces no se "deja" y termina "poniéndola en su sitio"
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