lunes, 30 de abril de 2012

¿Por qué maltratas a quienes te dan el pan?


El rey Luis XII de Francia, que según los historiadores fue amado por sus súbditos, encontró cierto día a un miembro de su corte maltratando a un campesino.
Como castigo, Luis XII de Francia le impuso al cortesano que no volviera a comer pan por el resto de su vida.
-Pero señor –protestó el cortesano-, no podré vivir sin comer pan.
-Y, entonces –ripostó el rey francés- se puede saber ¿por qué maltratas a los que te lo proporcionan?

Muy sabio el rey, sabe que toda persona es importante, desde un simple campesino hasta su súbdito más fiel e importante, ya que cada uno cumple con una función; en este caso el campesino que preparaba el pan. Cuando cada uno dentro de una familia, o empresa o sociedad cumple con su parte, todo marcha bien.
Sin embargo, en el texto se nos presenta aquel que no entiende las cosas así, si no que se cree superior al otro. Eso hoy en día también pasa con los trabajadores dentro  de una empresa, pequeña, mediana y hasta grande.
En el ámbito laboral, antes de maltratar a alguien, recuerda que esa persona que quizá no juegue un papel importante (según tú) quizá haga cosas claves para la empresa. Seamos cautelosos.

¡Feliz semana!

viernes, 27 de abril de 2012

¿Buena madre o mala madre?


Hoy en día se escucha mucho entre las madres jóvenes o contemporáneas que amamantar es lo mejor, muchos pediatras recomiendan que se amamante hasta 1 o dos años al niño. Algunos dicen que hasta 6 meses está bien, en fin, independientemente del tiempo amamantar es lo mejor por varias razones, unas porque la leche materna le ofrece al neonato los nutrientes y demás necesarios para tener unas buenas defensas en su organismo, pero hay otras razones que son más del campo de la psicología, y es que el amamantar reafirma el lazo entre madre e hijo.
Sin embargo, como en toda historia hay sus pros y sus contra, sus excepciones, etc. Más allá de analizar si amamantar es bueno o no, si es saludable o no, y hasta cuanto tiempo; he querido comentar este escrito con algo que quizás es muy sencillo para llegar a otro punto: ¿una madre se puede considerar buena o mala? Hay madres que aunque no amamantaron a un hijo, lograron aun crear esa conexión con su hijo, así como hay algunas que amamantaron y no lograron crear esa conexión.

Hay casos más delicados, como cuando ocurre un proceso de adopción, es decir, se rompe todo nexo entre madre y neonato. Aunque, otra logra crear la conexión posteriormente. Así que, amamantar puede que sea bueno, pero no lo es todo. Sin contar que luego de cierta edad, algunas madres sienten un deseo ardiente de ceder sus responsabilidades de madre a alguien más, ya sea un familiar (madre, hermana, etc.), una institución (colegio, maternal, etc.), entre otros.
En su libro Emilio, o de la Educación, Rousseau nos hace un análisis de ese tipo de actitudes de las madres: “Yo veo algunas veces el pequeño manejo de algunas mujeres jóvenes que fingen un deseo de criar ellas mismas a sus hijos; pero saben lograr que se les insista para lo contrario, haciendo intervenir a los esposos, a los médicos y especialmente a las madres”. Es así, como en aquella época, transferían la responsabilidad de madre a una nodriza, que eran unas “mujeres más abnegadas que las vuestras”, quedando así la mujer libre en su tiempo, y Rousseau advierte que esta situación pueda dejar tiempo libre a las esposas para complacer a otros hombres.
“El deber de la mujer no es dudoso, pero se discute si es igual para los niños que los críe una mujer u otra”. Esto mismo aplica en el caso de la adopción.

Y sigue Rousseau: “No obstante, ¿puede mirarse esta cuestión solamente bajo el aspecto físico? [Se refiere a esa conexión madre-hijo a través de la amamantada] ¿Necesita menos el niño del cuidad de su madre que de su pecho? Otras mujeres, y  hasta animales, le podrán dar la leche que éste le niega, pero la solicitud maternal no hay nada que pueda suplirla”. Un gesto, un abrazo, una palabra de una madre no podrá ser suplida sencillamente.
Así pues, luego de amamantar al niño con la leche de sus pechos, una madre tendrá que “amamantar” el cerebro de este niño, para crear un vínculo que permanezca más allá de la edad y de lo físico.

¿Bueno madre o mala madre? Pienso que cada una sabrá deducir la respuesta.
Feliz fin de semana.

lunes, 23 de abril de 2012

Dejar que la mancha seque


Siendo estudiante universitario, el historiador y filósofo escocés Thomas Carlyle tuvo una discusión con un compañero de estudio y, para pasar la rabia, se fue a su habitación en la universidad.

Allí se dedicó a repasar el altercado y, tras concluir que su condiscípulo lo había insultado, decidió exigirle una satisfacción.

En el trayecto se topó con un profesor que, informado de la discusión y conocedor del carácter apasionado de Carlyle, le dijo:

-Mi querido amigo. Tengo una gran experiencia de la vida y conozco las tristes consecuencias de los actos impetuosos. Un insulto es como la mancha que cae en nuestra camisa. La mancha puede quitarse inmediatamente con un simple cepillo cuando ya está seca. Pero primero hay que dejarla secar. No vayas con prisa, espera que tu ánimo se haya calmado por completo y verás cómo todo se resuelve con mayor facilidad.

Carlyle hizo caso a su profesor y, en efecto, al día siguiente, el compañero de estudios que lo había insultado se presentó espontáneamente en su habitación a pedirle disculpas.

¡Feliz semana!

lunes, 9 de abril de 2012

Escuchar el doble


Como el lugar donde el filósofo griego Zenón de Citio se reunía con sus discípulos servía de paso a quienes entraban  y salían de Atenas, a menudo el ruido obstaculizaba las clases. Por ellos, Zenón exigía silencio absoluto a sus discípulos, mientras él hablaba.
Un día, uno de sus alumnos le preguntó cuál era la razón de tal exigencia, y Zenón le respondió:
-Puesto que tenemos dos oídos y una sola boca, debemos por lo menos escuchar el doble de lo que hablamos.

Un dato adicional: la escuela de pensamiento de Zenón se llamó “Estoica”, ya que el impartía sus enseñanzas bajo los pórticos de la ciudad de Atenas que, en griego, recibe el nombre de “stoa”.

¡Feliz semana!